El ex director de inteligencia de Carabineros, Gonzalo Blu, quedó fuera del juego, y lo sabe. En el umbral de la debacle, enfrentó la encrucijada inevitable: o asumir la responsabilidad de sus actos, y aún reivindicarla como Chávez; o endosarle la culpa a los subordinados, como Pinochet.
Eligió, como cabía apostar al triple o nada, la doctrina Pinochet.
Lo hizo de la manera usual en estos casos: irse de negativa y transferir la responsabilidad al escalafón inferior de la cadena de mando, acción doblemente canalla, por cuanto sabe que éste tiene muy pocas posibilidades de desobedecer o resistir las órdenes del mando.
La crisis de la corrupción generalizada en Carabineros, da buena cuenta de ese proceso.
Como invariablemente ha sucedido desde que altos mandos de las Fuerzas Armadas y de Orden han sido imputados en una vasta gama de delitos, empezando por Pinochet; Blu urde su coartada al abrigo del espacio que le brinda el aquiescente sistema mediático; en este caso, una entrevista en el diario La Tercera, en los mismo días en que declaró, como imputado, el la Fiscalia.
Así, del general desafiante, capaz de desafiar a la Fiscalía, en el sentido de acusarla de comprometer el éxito de la lucha contra el terrorismo mapuche; a aquel guiñapo lamentable, que se escuda en ignorancia tecnológica, negligencia generalizada y engaño del extravagante Profesor Chiflado, Alex Smith Leay, no hubo más que un paso.
Es el triunfo de la doctrina Pinochet, del sálvese el que pueda, sobre la decencia.
Pero, de otro lado, ¿qué decencia podría impetrar Blu?
Este medio ha sostenido invariablemente la gravedad insoslayable de la Operación Huracán; toda vez que prueba de la capacidad de pre-constitución de escenarios .
Si su responsable directo alega ignorancia, solo caben dos opciones: incompetencia extrema o cinismo inaceptable; cuestión que agrava el diagnóstico; más aún cuando la política histórica del Estado respecto de los pueblos originarios, parte por el atropello de sus derechos, partiendo por el principal: cuando llegaron los españoles, ellos eran los propietarios.
Ahora bien, la cobardía moral del personaje, en función de su poder funcionario, instala nuevas preocupaciones acerca de la administración del Estado, en la república neoliberal.
Como sea, este es el uso de la oportunidad de lavado de imagen que le ofreció La Tercera, en paralelo a sus declaraciones como imputado en el caso Operación Huracán.
El lector juzgue.
Blu, el ex director de Inteligencia que nunca se capacitó en tecnología: “Siento mucha vergüenza”
Esta semana, y durante dos días, el ex director de Inteligencia de Carabineros Gonzalo Blu, sindicado en la investigación de la Fiscalía como el cabecilla de una presunta asociación ilícita para implantar pruebas en la Operación Huracán, declaró en la causa: más de 250 preguntas, varias de ellas dirigidas a escalar aún más las responsabilidades por el desastroso desempeño de la Unidad de Inteligencia Operativa Especial de Temuco.
Ayer, tras pasar varias horas entregando su testimonio como imputado ante el fiscal Carlos Palma, recibió a La Tercera PM e insistió en que fue engañado por Alex Smith.
Sin embargo, entregó dos antecedentes desconocidos: el capitán Leonardo Osses también simulaba usar, sin Smith, el inexistente software Antorcha, y que en Temuco la Fiscalía confiaba tanto en la Unidad que pidió hacer un barrido ante la posibilidad que, dada la supuesta filtración, existieran cámaras o micrófonos en sus dependencias.
-Usted dijo que fue engañado, ¿cómo un general de inteligencia puede ser engañado por alguien con las características del señor Alex Smith, que es ingeniero forestal, no informático, que ya ha confesado que ni siquiera tenía un software, sino una mezcla de pishing, malware y keylogger?
«El año pasado yo estaba a cargo de Inteligencia, Droga e Investigación Criminal, es decir, tenía a cargo también otras instancias de mucha relevancia a nivel institucional: SEP, Laborcar, OS7, una Escuela de Inteligencia creada en 2017. Más aún, yo estaba acá en Santiago. La normativa nuestra establece las áreas de responsabilidad no sólo a nivel operativo, sino también administrativo. Había otras instancias a cargo de verificar, por ejemplo, que en el ámbito técnico se realizara de acuerdo a los protocolos. Con 3 mil hombres a cargo, cien civiles, 95 carteles a cargo, siendo representante ante el Gobierno en esta área -que implicaba acudir lunes y martes a La Moneda a reuniones con el subsecretario de Interior-, si los mandos establecieron que esta persona tenía la competencias y esta aplicación informática estaba funcionando, con varios filtros de por medio, mal podría dudar. Tuve la visión que esto siempre era verdadero, no un engaño».- ¿Pero a ustedes no los capacitan? Si usted leía la prensa, en Brasil tiempo antes habían tenido que bajar la aplicación de whatsapp porque no se podía desencriptar, ¿usted no conocía esa información?
«Esa información había sido leída, sin embargo, los diálogos que fueron entregados bajo los oficios que se hicieron, daban cuenta de una realidad que todos pensamos que eran verdadero, y según lo que me señalaron los oficiales, hasta los fiscales consideraron que era verdadero. Por lo demás, esta persona, además, engañó a dos periodistas connotados e intentó engañar a los diputados de la Comisión Investigadora».
– Ninguno de ellos estaba cargo de Inteligencia del país.
«Yo estaba cargo de Inteligencia, sí».
– Usted no debía ser engañado.
«Yo estaba a cargo de la dirección nacional de Inteligencia. Bajo mi dependencia estaba la dirección de inteligencia policial, de donde dependía esto».
– Usted era la cabeza. Le plantean que existe una aplicación revolucionaria y usted, que tenía múltiples funciones, de las cuales debería haberse podido hacer cargo porque por algo asumió, ¿prueba la aplicación? Porque usted dice “les creí”. Un ciudadano común puede decir eso, pero usted no.
«No se trata de deslindar responsabilidades, pero si los oficiales especialistas en el área –uno de ellos que llegó a ser General, Marcelo Teuber, me dice que esto fue probado y chequeado y que funcionaba, yo tengo que aceptar. Asumo que debí haber contratado a alguien y verificado, haber tenido una contra opinión respecto a esto, pero confié».
– A ver, ¿usted no fue nunca a un curso en el extranjero de capacitación en tecnología?
«En tecnología, nada».
– Entonces es una falencia estructural.
«En 37 años de servicio, los últimos tres estuve a cargo de Inteligencia. Y mi función primordial es el tema estratégico, profesionalizar y crear un estamento desde el punto de vista investigativo –drogas y criminal- para una profesionalización en esa área, que era el 7% de la institución. Entre el 2017 y ahora se crearon cinco unidades de esa índole. SEP de Arica, la Rancagua, el OS9 de Concepción y Antofagasta. Fue creada la Escuela Nacional de Inteligencia, bajo mi administración. Mi función era más bien estratégica que operativa. Sin embargo, sí, fui engañado y liberé la información. Sí».
– Este engaño que acusa es más bien una negligencia suya. Usted debía haber hecho los controles.
«Si todos hubieran hecho lo que tenían que hacer, no me habría correspondido a mí hacerlo, no era mi responsabilidad. Si todos los funcionarios y estamentos hubieran hecho lo que correspondía, no habría pasado esto».
– General, usted tampoco lo hizo.
«Tampoco lo hice. Soy funcionario de derecho público, estoy obligado a hacer lo que dice la ley. Dentro de esos reglamentos, en ninguna parte me corresponde a mí verificar que los protocolos de las unidades operativas, que están cuatro líneas bajo mi mando, funcionaran bien. Sin embargo, yo asumo no haber hecho más allá de lo que me correspondía por ley».
– Hay una declaración del fiscal Sergio Moya de Rancagua y cuando a él le presentan esta aplicación, le pide al señor Smith que la haga funcionar y tras todo lo que le piden, él y su ayudante dicen en enero, cuando usted defendía la aplicación, “me están hueviando”. ¿Por qué un fiscal se puede dar cuenta y usted no? No calza.
«¿También le podría preguntar por qué el fiscal regional pedía que le liberara información de inteligencia sobre internación de armas? Porque también, en un principio, creían».
– Hubo una negligencia generalizada.
«Sin duda».
– ¿El entonces General Director Bruno Villalobos también creía que tenían un software?
«Yo creo que sí».
– ¿Hubo encargos personales de él a Smith respecto de personajes políticos?
«Lo que he visto en Ciper, es que alguien le encargaba. No tengo idea quién».
– ¿Qué culpa asume usted?
«La responsabilidad administrativa, pero en ningún caso penal. Me siento engañado por algunos, defraudado por otros y siento mucha vergüenza por lo que ocurrió. Pido disculpas a todos los que fueron afectados».
– ¿A Héctor Llaitul?
«A todos, a todos».
– Acá hay dos posibilidades, o existía una intención expresa de implantar pruebas o el nivel de la policía es tan bajo que los puede engañar Smith, ¿qué cree usted?
«Hay gente que engañó al resto, dos o tres que se coludieron».
-¿Con qué objetivo?
«No sé».
– Porque la Operación Huracán surge cuando Carabineros estaba muy golpeado por el fraude y esto vistió muy bien a la institución por un tiempo, no benefició a un par de funcionarios de La Araucanía, sino que les dio prestigio a nivel nacional.
-«Cuando hay resultados positivos se produce eso».
– ¿Encabezó usted una asociación ilícita?
«No. Estuve 37 años en Carabineros. Nunca tuve una sanción de ninguna índole. Tuve 16 años en el ámbito instrucción. Yo asumo la responsabilidad de haber confiado en la gente, de no haber ido más allá, de haber hecho un contra chequeo.
Tal vez no estaba preparado para asumir Inteligencia. Ha reconocido que no tenía formación tecnológica. Pero tengo conocimiento estratégico y lo que se hizo en mi gestión… nunca se había hecho tanto».
– Usted tiene claro que históricamente va a ser evaluado por la Operación Huracán.
«Obvio que en Google sí, pero tengo mi conciencia tranquila. Soy primera antigüedad de mi promoción, siempre tuve las mejores calificaciones. Soy hijo de carabinero y seguiré siendo carabinero».
– Smith ha dado varias explicaciones, muchas de ellas contradictorias entre sí. En las últimas ha dicho que él fue usado para inculpar a Héctor Llaitul y que él no es mala persona, que cayó “por huevón”, ¿por qué cayó usted?
«Por ser buena persona y creer en mi gente. Ellos eran oficiales especialistas que trabajaron por años en esto».
– ¿Cuál es entonces el nivel de los funcionarios especialistas?
«Tenían curso de especialidad, graduados en ciencias policiales. (Patricio) Marín y Teuber tenían experiencia en la zona. Además la llegada de Marín a la zona se produce por petición expresa del fiscal Arroyo.
Los parches de Villalobos
– ¿Cuándo se entera usted de que existe “El Profesor”?
«A mediados del año pasado, me informan los jefes. Me explican que hay un profesor universitario, experto en informática, que estaba colaborando, que había verificado de dónde venían las adjudicaciones de atentados y que estaba trabajando en crear una especie de espejo de las comunicaciones telefónica».
– Él había viajado a Santiago en enero de 2017 a trabajar en el caso Landerretche, ¿usted no lo vio en ese entonces?
«Supe que había venido una persona y había hecho un informe. Nada más. Lo había visto solo una vez, antes de septiembre. Me acuerdo que ya lo identifico cuando ponen los parches en los celulares».
– ¿A quién se le ocurre esa idea los parches?
«Al General Director».
– ¿El General Director conocía a Smith, conversaba con él?
«Tengo entendido que sí, o le habían llegado antecedentes de él».
– En esa época compran para Smith el programa Oxygen Forensic en efectivo.
«Yo no lo compré».
-¿Quién lo compró? ¿Quién disponía de $20 millones en efectivo?
«Yo no lo compré».
– ¿Qué información recibía usted sobre los trabajos de inteligencia de Temuco?
«Recibía información de todo Chile: de fronteras, seguridad, drogas. Obviamente tenía que tener esa información al día. Este tema era uno más del que me llegan los oficios para liberar la información de inteligencia».
– El 23 de septiembre, cuando se producen las detenciones, ¿qué información recibe usted?
«Viajo y se pasa la información al Ministerio Público».
– ¿No le llama la atención que la mayoría de las pruebas contra los comuneros, recabadas en ese minuto, se sustentan en estas aplicaciones?
«No deberían haberse sustentado».
– Es lo que pasa.
«Bueno, por eso paso esto, cosa que no ocurre en la región de Los Ríos».
– ¿Qué pasa cuando a usted le informa sobre esta presunta filtración en la Fiscalía?
«Es uno de los antecedentes que entrego hoy en mi declaración. Me entrevisto con el fiscal regional, quien me solicitó agilizar la verificación de todos los medios tecnológicos que fueron encontrados en el sitio del suceso; y me consulta sobre qué haremos con la presunta filtración de la Fiscalía. Le digo al fiscal Cristián Paredes que nosotros contábamos con elementos de barrido en Santiago para detectar cámaras y micrófonos en una dependencia y él lo aceptó y se materializó. Fue un equipo a efectuar un barrido electrónico. Esto muestra dos cosas: que ellos también creyeron y que había a lo menos una coordinación previa, que era la que me habían señalado los oficiales. Viajé, en total, cinco veces a Temuco en 2017».
– ¿Cómo se entera usted del quiebre con el Ministerio Público en Temuco?
«Me cuentan que no les reciben las llamadas telefónicas y que no hay avance en la causa. A fines de diciembre llamé al capitán Osses a mi oficina, le pedí que me efectuara una prueba de campo de la aplicación de Smith con dos fonos. Después de dos horas, bajaron dos fotografías de un whatsapp y la explicación es que había mala conexión. Dudé».
– ¿Y nada más?
«Bueno, ¿a usted que le pasó cuando vio el Programa de Emilio Sutherland?».
– Nada. Vi a un señor que fumaba muchísimo y decía que lo perseguían.
«Bueno…Yo vi a Smith como cuatro veces, al final ya, cuando ocurrió lo del FBI».
– Cómo ocurre el proceso de su declaración del 26 de enero.
«Me designa el General Director para hablar, porque era el responsable».
-¿La idea es de Villalobos?
«No, es institucional. Se reúnen los generales inspectores, dos asesores comunicaciones sociales, el jefe de jurídica, de Labocar, Marín, otro abogado y se prepara el comunicado. No hubo reparos. Y lo leo confiando en que esto funcionaba, que existía, que no era un engaño. Y después ya sabemos que ocurrió».
-¿Cuándo se da cuenta de que Antorcha es mentira?
«Sospecho que es mentira cuando se produce el allanamiento de la Unidad de Inteligencia Operativa Especial de Temuco. De forma inmediata envío al director de Asuntos Internos. Después tuve la convicción de que era falso cuando dispongo al director de inteligencia policial que coordine con el FBI para que determinara si esta aplicación era o no efectiva. Se coordinó con los personeros del FBI, aceptaron, se oficializó, se le pidieron al señor Smith los códigos fuentes. Después de una semana, el 12 de febrero me informan que no fueron entregados y ahí llegó a la conclusión de que esto no existe. Ante eso solicito mi retiro al General Director (Bruno Villalobos), no me lo acepta.
Fuente: La Tercera