El centrista Emmanuel Macron y la ultraderechista Marine Le Pen celebraron hoy la victoria en la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Francia y la clasificación al balotaje previsto para el 7 de mayo.
Aunque las cifras oficiales todavía no se conocen, todos los sondeos pronostican el triunfo del líder del movimiento En Marcha y de la presidenta del Frente Nacional.
Macron, de 39 años, salió de su cuartel general para saludar a una multitud de militantes y simpatizantes de su movimiento, creado hace apenas un año.
En declaraciones divulgadas por la prensa, el joven político aseveró que los ciudadanos galos ‘mostraron sus deseos de renovación’, con lo cual ‘cerramos una página de la vida política francesa’.
No obstante, el candidato todavía no ha pronunciado el esperado discurso de festejo de la victoria, que debe tener lugar en el parque de Exposiciones de la capitalina puerta de Versalles.
Marine Le Pen sí tomó la palabra frente a una multitud de seguidores reunidos en su cuartel general de Hénin-Beaumont, ubicado en el norte del país.
La líder ultraconservadora calificó de histórico el resultado electoral y pidió el apoyo de los votantes de cara a la segunda vuelta.
‘Soy la candidata del pueblo. Es la supervivencia de Francia lo que está en juego’, afirmó.
Por otro lado, los representantes de los principales partidos de la historia reciente de la nación gala admitieron la derrota: el candidato derechista François Fillon y el socialista Benoit Hamon.
Ambos políticos anunciaron su decisión de votar a favor de Macron en el balotaje, como forma de frenar el extremismo representado por la ultraderechista Le Pen.
En cuanto a las cifras de participación, los sondeos auguran una abstención de un 22 por ciento, superior en dos puntos a la registrada en los comicios de 2012.
La primera vuelta de las presidenciales francesas sumió este domingo en el caos a los dos principales partidos del país, que han dominado la vida política en el último medio siglo y que, por vez primera, no estarán en la carrera por el Elíseo, en una verdadera «hecatombe del bipartidismo», según la agencia de noticias EFE.
Debacle del bipartidismo
El candidato conservador François Fillon, de Les Républicains, y el socialista Benoît Hamon, surgidos ambos por vez primera de un proceso de primarias, fracasaron frente a las propuestas renovadoras del socioliberal Emmanuel Macron y la ultraderechista Marine Le Pen, que aseguraron su presencia en el balotaje del 7 de mayo.
Absortos ante el desastre, de dimensiones «históricas», los dos partidos ya pidieron votar por Macron para frenar a la candidata nacionalista de la extrema derecha, que ha prometido romper con la Unión Europea.
Nunca antes los dos partidos se habían quedado fuera de la segunda vuelta de las presidenciales. Los socialistas ya habían conocido esa suerte cuando en 2002 Lionel Jospin fue superado por el ultraderechista Jean-Marie Le Pen (papá de Marine), pero siempre había habido un candidato conservador en el balotaje final.
El fracaso de Fillon
La amplitud del desastre del bipartidismo es profunda. En 2002, el peor resultado conjunto hasta ahora, sus candidatos recibieron el respaldo del 36 por ciento de los votantes. En esta ocasión rondarán el 25 por ciento.
La naturaleza de los fracasos de cada partido es diferente, pero en ambos casos dolorosa. Fillon perdió implicado en escándalos de corrupción de los que no supo desembarazarse después de que se conociera que había dado un empleo, presuntamente ficticio, a su esposa como asistente parlamentaria.
Cuatro candidatos rondaron el 20 por ciento de los votos. Los medios locales se preguntan si está Francia «más dividida que nunca».
El candidato, que había ganado las primarias de su partido haciendo gala de su honestidad, quedó en entredicho cuando los jueces le imputaron por malversación de fondos públicos en plena campaña.
La caída en las intenciones de voto fue brutal y, aunque en el tramo final remontó apoyándose en los sectores católicos tradicionalistas, no fue suficiente para superar la primera ronda, donde rondó el 20 por ciento de los sufragios.
Fillon aseguró hoy que su candidatura tuvo «obstáculos demasiado numerosos y demasiado crueles» y que «algún día la verdad se conocerá sobre estas elecciones», dejando sembrada la duda que vino abonando a lo largo de la campaña y que lo situaba como víctima de un complot orquestado desde el Elíseo para evitarle alcanzar el poder.
División socialista
Más sombrío aparece el panorama de los socialistas, desgarrado entre quienes apoyaron de Macron durante la campaña, representantes del ala más liberal del partido, y los que apoyaron las ideas más izquierdistas de Hamon, que cosechó el peor resultado de la historia de la formación, con menos del 7 por ciento de los votos según las estimaciones.
El candidato, que por sorpresa se había impuesto en las primarias al ex primer ministro Manuel Valls, no logró que sus propuestas pesaran en la campaña y vio cómo la mayor parte del electorado que hace cinco años llevó a Hollande al Elíseo se dividía entre los que desertaron hacia Macron y quienes lo hicieron hacia el izquierdista Jean-Luc Mélenchon, que también roza el 20 por ciento de los votos.
Hamon pidió el voto para Macron, pero su futuro y el de sus ideas dentro del partido parece más comprometido que nunca. El candidato pagó cara su deslealtad a Hollande, a quien se opuso en la segunda parte de su mandato.
Según el primer sondeo difundido hoy por Ipsos tras la elección, en el balotaje Emmanuel Macron obtendrá el 62 por ciento de los votos, frente al 38 de la líder del Frente Nacional.