lunes, diciembre 23, 2024
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Carta Abierta a mis Camaradas

Con tristeza pero convencido de mi decisión, les informo que NO me refiché, por lo que después de 55 años de militancia en el PDC, de acuerdo al SERVEL, tengo suspendido mis derechos de afiliado al partido” y, por cierto, liberado de las obligaciones consiguientes.

No comuniqué antes mi decisión para no afectar el difícil proceso de reunir las firmas, pero el Partido ya ha cumplido con las exigencias legales así que no hay problema en informarles.

Lo decidí luego de un proceso de reflexión exclusivamente personal, en el que consideré la situación nacional, el programa que la actual Directiva Nacional ha promovido, las actuaciones de militantes en temas como la probidad, la política de alianzas, la democracia y la fraternidad interna.

Al no reficharme, me libero de los compromisos políticos partidarios con la actual DC, sin tener que renunciar al Partido que escogí a los 14 años, ya que No dejaré jamás de ser Demócrata Cristiano. Pero no seguiré participando en una entidad que ha dejado de ser, para mí, el valioso instrumento de cambio democrático y promotor de la Justicia Social al que ingresé.

Mantendré siempre mis convicciones doctrinarias de Demócrata Cristiano ya que al conocerlas, a partir de los 14 años, mi vida cobró un sentido profundo: me convertí en una mejor persona, en un chileno comprometido con la justicia social y la democracia, con ciudadanía universal y como mejor servidor en lo social y político.

Nunca olvidaré lo que aprendí de los grandes líderes, como Eduardo Frei Montalva, Radomiro Tomic, Patricio Aylwin, Renán Fuentealba y, sobre todo, Bernardo Leighton. También, aprendí de muchos camaradas que conocí en mi larga militancia y jamás olvidaré todo lo que recibí del PDC en ideales y responsabilidades. Los costos personales que pagué en estos años son ínfimos comparado con lo que recibí, tanto por las oportunidades que el partido me entregó en la constitución de mi propia familia y en los cargos que desempeñé.

Chile necesita partidos prestigiados, con propuestas serias, procedimientos democráticos y disciplina consciente. A los actuales partidos – incluido el PDC –les cuesta abrir espacios a personas e ideas distintas, favoreciendo a los que han sido actores por muchos años y cargan con la responsabilidad del modelo cultural que crea el malestar ciudadano que enfrentamos.

¿Por qué no permiten, por ejemplo, que se doblen los espacios para candidatos nuevos, de modo que el ciudadano pueda decidir con más opciones?

El mal es de muchas instituciones y de todos los partidos, pero más grave para mí, es la situación de la DC, ya que debe ser un partido con más exigencias éticas que el resto. Las encuestas y los datos electorales oficiales son una señal de alerta que las élites partidarias no han querido reconocer.

En la última elección nacional participó menos del 40% de los chilenos con derecho a voto. Eso es muy grave para la democracia chilena, pero muy apropiado para la minoría que manda.

Los resultados de elecciones parlamentarias y de concejales grafican el malestar ciudadano. Para diputados, en 1993 obtuvimos 1.827.373 votos que corresponden al 27,12%. El año 2013, recibimos 967.003 votos, que corresponden al 14,33%. 900 mil voluntades menos. En las municipales del año 1992, votaron por la DC 1.854.679 ciudadanos, lo que representó un 29%.

En las municipales del 2016, el partido recibió 579.398 votos, un tercio de los votantes, un millón doscientos mil votos menos. En pleno apogeo de los gobiernos de Lagos y de la señora Bachelet, con Directivas que respaldaron Ministros del ala neoliberal o pragmáticos del partido, dos de cada tres votantes nos abandonaron.

También en las elecciones internas, la participación se ha reducido de una manera significativa. En las últimas elecciones votaron casi 23 mil militantes, el 18% del padrón existente. A esta fecha, se superó la meta legal de inscritos, logro conseguido con mucho esfuerzo y ubicando a la DC como el sexto partido en número de inscritos.

¿Por qué miles de antiguos militantes no se inscribieron? Conozco las razones de algunos, a quienes escuché con afecto y paciencia, sin decirles nada acerca de mi estado de reflexión que culminaría en la decisión de tampoco reficharme.

Ya he anticipado mis razones y puedo añadir que me es inaceptable que se haya negado, una vez más, la participación de los militantes en la elaboración del programa. Rechazo las propuestas de las Comisiones Técnicas, copadas principalmente por funcionarios del gobierno y lobistas, pues son contrarias a los acuerdos del V Congreso de 2007 y a lo que los chilenos exigen del PDC.

No puedo apoyar un programa y candidaturas que son “Más de lo Mismo”, que no enfrentan la tremenda desigualdad generada por el modelo económico inhumano, a las AFP, a las ISAPRES, a la cultura del lucro y al abuso de los grandes grupos económicos. Además, una candidatura que excluye a militantes valiosos que conozco y están dispuestos a cooperar.

No puedo seguir junto a personas que encabezan o representan a las organizaciones empresariales que abusan de los chilenos ni de los que promueven y defienden empresas que dañan los intereses del país.

No puedo apoyar a una dirigencia que se aísla en vez de escuchar el clamor popular y cambiar de conducta. En 3 de 4 primarias hemos ido solos contra nuestros aliados, ganamos 2 de ellas, y cuando perdimos, los DC asumimos la derrota, no amenazamos con irnos y trabajamos con los aliados.

Es cierto que Adolfo Zaldívar, cuando él quería ser candidato presidencial, apoyado por su grupo, los colorines, planteó ir solos a las presidenciales, pero el PDC lo rechazó. Los miembros de ese sector que se quedaron, han sido leales al PDC, aunque ya no critican el modelo y llevan años compartiendo el poder con sus archirrivales internos, príncipes y guatones. Ahora, parece que retornaron al “Camino Solo”.

El clima humano y valórico interno en la DC ha cambiado. Las conductas impropias de algunos personeros destacados me hacen sentirme incómodo, molesto, a veces avergonzado, sentimiento que, según constato, no es compartido mayoritariamente ni enfrentado por los órganos pertinentes. Recibir dinero de empresas vinculadas al pinochetismo o a los grupos económicos más poderosos, hacer lobby en contra de los intereses del país, no causa en la dirigencia del Partido el mismo repudio que yo siento.

He notado, también, que a esos militantes y algunos de sus dependientes, les desagradan mis posiciones e incluso mi presencia. Durante mis 55 años de militancia viví experiencias duras y humanamente difíciles, pero siempre logramos superarlas. Hasta ahora, en que es distinto, por la magnitud de la crisis ética y política que se vive en medio de un cambio de época como el actual y del creciente y fundado repudio ciudadano hacia los políticos.

Se rechazó nuestra propuesta para que los dirigentes sociales pudieran integrar por derecho propio las Juntas Nacionales, como había sido la tradición y normativa del PDC hasta la dictadura; y se quitó el derecho de voto a los ex Presidentes del PDC, buscando limitar su capacidad para cooperar con acuerdos en momentos de crisis, como lo hicimos cuando asumió Carolina Goic.

También excluyeron a los parlamentarios de la Junta Nacional, lo que es un grave error, ya que al margen de su mala imagen actual, se debe contar con ellos para la toma de decisiones, si se quiere que obedezcan al partido en sus acciones políticas. Estas decisiones rompen con la historia y aumentan el poder de los administradores de currículos y operadores de las distintas facciones que han ocupado espacios importantes en donde no hay ideas, sólo reparto crudo de cargos.

Participé como candidato en la última elección de Directiva Nacional porque no quise legitimar la “unanimidad” que negociaban las distintas facciones para mantener ese continuismo. Acaté los resultados, a pesar de las serias limitaciones para el debate y la comunicación que dejaron en evidencia la precariedad de nuestra democracia interna.

En la “mini campaña” difundí estas ideas y sostuve que una candidatura DC a la Presidencia de la República se justificaba si cambiábamos, si recogíamos el sentir popular y promovíamos una alianza amplia con el PRSD y otras fuerzas que quisieran también cambiar, ya que la profundización de la democracia y la mayor justicia social requiere de mayorías políticas, institucionales y sociales. En estos días hemos visto como el PS elige líderes nuevos, valientes y abiertos para escuchar a los chilenos y trabajar para respuestas apropiadas a esas demandas, sin el extremismo clásico y sin pretensiones hegemónicas.
Lamentablemente, una mayoría importante en el partido inclinarse a otra opción.

Ya en la Junta Nacional de marzo, se abandonaron acuerdos unánimes anteriores que eran: primero un Programa, una estrategia de alianzas y luego la candidatura. Se terminó en un nombre, se postergó la definición estratégica y se dilató la aprobación de un programa que sabemos que ya está definido por los de siempre, en una propuesta que abandona los lineamientos doctrinarios y programáticos acordadas por el V Congreso.

Siempre dije que si un Congreso, más alta autoridad partidaria, que debía reunirse cada 4 años, adoptaba el modelo de los neoliberales, me retiraría de las tareas políticas por tres años, ya que soy respetuoso de las decisiones orgánicas, pero al cuarto año volvería para tratar que un nuevo Congreso retomara el camino apropiado. Después de 10 años sin Congreso, con los acuerdos programáticos y políticos actuales, no puedo seguir acatando lo que considero como desviación doctrinaria y política.

Mi tiempo físico se agota. Tengo ya casi 71 años.

En estos días se ha citado a una nueva Junta Nacional para el 29 de abril, sin temario, incumpliendo los plazos que el estatuto exige. Los grupos colorines, guatones y príncipes están en una campaña desatada para tomar acuerdos que aíslen a la DC y que los neoliberales han exigido como precio para apoyar a la candidata elegida en la Junta Nacional.

Si eso se concreta, ya que tienen mayoría para ello en la Junta, será tremendamente perjudicial para Chile y la DC. Piñera puede ganar, incluso en primera, por el efecto negativo de los grupos iluminados o dogmáticos. El eventual apoyo de Ciudadanos, el derechista partido de Andrés Velasco, No evitaría un desastre electoral para la DC, como ya lo vimos antes.

He sido un militante disciplinado y responsable. Cuando representé una mayoría promoví con entusiasmo, seriedad y fuerza las propuestas de justicia social de la JDC y el PDC, y acaté cuando mis posiciones fueron minoría, apoyando, incluso, candidaturas que no incluían esos acuerdos. Tenía la esperanza que la realidad convencería a sus promotores del daño que le hacían a Chile, pero he llegado a la convicción que no lo harán.

Hace dos años publiqué en mi página de Facebook: “He tomado la decisión de no votar por ningún candidato presidencial o parlamentario que no se comprometa a eliminar el lucro en Educación, Salud y Pensiones” La propuesta actual de la DC en previsión, por ejemplo, se salta los acuerdos del V Congreso y otorga más ventajas a las AFP. Inaceptable.

Respeto el legítimo derecho que tienen los sectores ideológicos diversos a la DC a promover sus ideas o el de los diferentes sectores económicos a defender sus intereses particulares, pero no los acepto en el Partido, ya que la DC nació optando por la clase media y los pobres, en el marco del Bien Común del país. Antes eran solo las fuerzas de derecha las que defendían esos valores e intereses propios del capitalismo, pero en la actualidad lo hacen junto con sectores de la Nueva Mayoría y de la Democracia Cristiana en particular.

Practico lo que predico: La imposibilidad de convivir en un mismo partido con personas que profesaran una doctrina distinta Así lo hice con los marxistas del MAPU, con los de la IC, con los cómplices de Pinochet, con los seguidores de caudillos individualistas. Ellos se fueron del Partido y, aun siendo mis amigos algunos, los enfrenté con claridad. Lo mismo hago con los neo capitalistas que han ido concretando alianzas increíbles con otras facciones internas en busca de nuevos aliados externos, para imponer nuevamente su programa, su poder y sus prácticas en la DC. Por eso quien debe apartarse soy yo.
Seguiré trabajando para eliminar la “democracia semi soberana” que vivimos, en la que los representantes del pueblo le otorgan un rol esencial a la tecnocracia neoliberal y marginan a los ciudadanos de las decisiones, como método para mantener un modelo económico social que incrementa la injusticia social y se sostiene en el egoísmo.

Creo que el feudalismo político instalado en los partidos, también en la DC, debilita la unidad nacional, afecta la dignidad de las personas y daña al Bien Común. Aprendí, creo y enseño que los partidos son necesarios para la democracia, pero hoy tienen que renovarse y cambiar, abandonando las malas prácticas que los ciudadanos condenan.

Pido, con respeto, a los militantes refichados que voten en las elecciones primarias por Carolina Goic, ya que aunque discrepo de su forma de dirigir y de las propuestas que promueve, creo que es una persona honesta, que no ha ejecutado actos personales contrarios a la probidad.

Espero que la DC no apoyará la otra meta de los neoliberales que ya describí: aislar a la DC, ligar a la DC con sectores de la derecha y facilitar el triunfo de Piñera.

Me entristece mi decisión, pero ello no hace sino valorar lo feliz que he sido por haberle entregado 55 de los 70 años de mi vida al PDC. Seguiré estando orgulloso del papel que éste cumplió en la historia de Chile hasta ahora y jamás olvidaré lo mucho que recibí de él. Más allá de mis limitaciones, siempre traté de retribuirle con mi entrega total, mi lealtad a sus principios y decisiones. Continuaré, en los años que me queden de vida, trabajando, en buena onda, en el mundo social y para el mundo social, orientado por las ideas de siempre.

En lo inmediato, trabajaré por una candidatura presidencial que impulse los cambios, que renueve las élites, derrote a la derecha y fortalezca la gobernabilidad democrática.

Me encantaría que la DC recupere en el futuro cercano su esencia y conducta, que cambie, ya que de ser así firmaría gustoso como nuevo militante. Si no, a menos cumpliré otro de mis deseos: No morir en un partido conservador. NO. No moriré en un partido neoliberal.

El Papa Francisco ha señalado hace poco: “Latinoamérica está sufriendo los efectos de un sistema económico en cuyo centro está el dios dinero, y entonces se cae en las políticas de exclusión muy grande. Y se sufre mucho. Y, evidentemente, hoy día Latinoamérica está sufriendo un fuerte embate de liberalismo económico fuerte, de ese que yo condeno en Evangelii gaudium cuando digo que “esta economía mata”. Mata de hambre, mata de falta de cultura.

La gente emigra buscando. Porque los sistemas liberales no dan posibilidades de trabajo y favorecen delincuencias. Y están los que se prestan a eso. Así que Latinoamérica tiene que rearmarse con formaciones de políticos que realmente den a Latinoamérica la fuerza de los pueblos”.

Convencido del fracaso del capitalismo y del marxismo y de la vigencia de esas enseñanzas papales, continuaré aportando en la formación de nuevos líderes, que entiendan que el poder es para servir al Bien Común y que la filosofía cristiana nos impulsa a hacer política por amor al prójimo.

Estaré siempre agradecido de esa “minoría profética” con la que compartí tantas luchas internas, limpias, valientes y fraternales, dadas superando las amenazas y a sabiendas que eran testimoniales. Les deseo que tengan éxito en las tareas internas en las que yo fracasé. Sé que me comprenderán. Les reitero mi cariño, respeto y comprensión por su decisión, entrega y lealtad.

Asimismo, valoro mucho a esos militantes DC que, discrepando conmigo en lo político, mantienen una conducta honesta, ya que la ética no es patrimonio de ninguna persona ni grupo. A los DC probos que han asumido el neo liberalismo de buena fe, mi respetuosa y definitiva discrepancia, con la esperanza que puedan recapacitar.

Por mi parte, seguiré intentando ser Doctrinariamente: Cristiano; Ideológicamente: Comunitario; Políticamente: Vanguardia.

Un abrazo fraternal a los amigos con los que trabajamos tantos años y una cordial despedida para los demás.

En estos días tan significativos para los cristianos, con Fe, Amor y Esperanza, te digo

Hasta siempre, Camarada Partido.

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