Hoy se cumple el tercer día de la frenética campaña de la derecha y un sector de la DC. a propósito de la decisión soberana de Cuba, de rechazar el ingreso al país de Mariana Aylwin. ¿Y que pretenden? ¿romper relaciones con Cuba? La verdad es que el provincianismo y chauvinismo de la campaña, dan vergüenza ajena.
Ensayemos un análisis frío:
1) ¿Existe la facultad administratva y soberana de todo gobierno, en orden a impedir el ingreso al país de cualquier ciudadano del cual tenga la sospecha fundada de que se propone alterar la normalidad y la convivencia pacífica, y sin que tenga que dar mayores explicaciones?
Categóricamente si, en todos los países. De hecho, en Chile esa facultad está regulada por la Ley de Migración de 1974, Decreto Ley 604 de la dictadura, para mayor información.
En virtud de ella, el Gobierno de Chile ha expulsado, o impedido el ingreso, de numerosas personas; entre ellas, un periodista italiano, un activista vasco, tres anarquistas peruanos y una ex senadora colombiana, sólo en el último año.
Entonces, no se entiende por qué se le censura a Cuba lo que es moneda corriente en Chile.
2) ¿Qué tiene la señora Mariana Aylwin, que le otroga una pretendida impermeabilidad ante decisiones administrativas y soberanas del Gobierno de Cuba?
Nada. Ni si quiera es una pieza importante de la trama contra ese gobierno, como lo son el Secretario General de la OEA, Luis Almagro, o el ex Presidente de México, Felipe Calderón.
En los hechos, a nivel latinoamericano, el caso ha pasado inadvertido, por su irrelevancia.
Sólo en Chile, con su sofocante atmósfera neoliberal, y el no menos asfixiante manejo de opinión pública de sus medios a sueldo, el caso ha alcanzado cierto revuelo político y mediático.
En cuanto a la señora Aylwin, hay al menos dos consideraciones que la campaña de prensa omite de manera sistemática.
Primero, sabía con varios días de antelación que el acto al que fue invitada, había sido suprimido por el Gobierno de Cuba.
Se lo informó personalmente el propio Ministro de Relaciones Exteriores (S) Edgardo Riveros, correligionario suyo, para mayor información. Podrá discutirse si es una facultad liberticida de los gobiernos, como de hecho la aplica frecuentemente el gobierno de Chile, pero esa es otra historia.
El hecho es que la señora Aylwin lo sabía. Además, se le advirtió que no había problema en ser admitida como turista, siempre que se abstuviera de participar en la actividad prohibida de la proscrita Fundación para la Democracia Panamericana.
Se negó a adquirir ese compromiso. Entonces, el Gobierno de Cuba notificó a la aerolínea que no le permitiría en ingreso al país: por tanto, que asumiera las consecuencias, si igual decidía trasportarla. Eso es todo.
Nada que no suceda a diario en todos los aeropuertos del mundo, con centenares y aún miles de personas.
Pero sólo en Chile es motivo de escándalo.
En segundo lugar, la señora Aylwin no es neutral en esta historia. De hecho, es una adversaria declarada, confesa y furibunda, del Gobierno de Cuba y el régimen político que representa.
Entonces, vestirse de blanca vestal de la democracia, como que no le cuadra. Antes que ella, otros políticos chilenos se han prestado a maniobras de semejante jaez; entre ellos el inefable senador Patricio Walker, o el sedicente demócrata, diputado Felipe Kast, de Evopoli.
En todos esos casos, ha quedado en evidencia el propósito de agredir políticamente a Cuba.
En consecuencia: ¿en virtud de qué principio democrático se le exige a Cuba renunciar a mantener su orden interno, una facultad que el gobierno de Chile aplica de manera regular?
3) ¿Por qué solo en Chile se presenta el problema con la dimensión de un impasse diplomático?
Precisamente por eso: se trata de una campaña rigurosamente planificada, con origenes evidentemente superiores a Chile, que apunta a ese propósito.
Sin embargo, en Chile existe el ambiente propicio para que prenda y se difunda como si en realidad se tratara de algo sorprendente o inusual: una derecha soberbia, prepotente y arrogante; una democracia cristiana algunos de cuyos sectores hacen del anticomunismo un factor de identidad, y un lacayuno sistema de medios de comunicación, que ha hecho de este tipo de campañas, una práctica habitual.
Acá van algunios ejemplos de ese periodismo mediocre, adocenado, mercenario y vergonzante:
«El embajador de Chile en La Habana, Ricardo Herrera, llegó a nuestro país durante la jornada del miércoles luego del llamado a informar que hizo el Gobierno a causa de la decisión de las autoridades cubanas de prohibirle a Mariana Aylwin (DC) el ingreso a la isla. El diplomático demoró un día en llegar a Chile y ya tuvo su primera reunión, y se espera que durante la próxima semana el encuentro sea con el propio canciller Heraldo Muñoz. (…)
En tanto, la Democracia Cristiana expresó su molestia por la reacción que tuvo el Partido Comunista, que evitó un pronunciamiento, ya que «es necesario requerir oficialmente la posición del gobierno cubano. El diputado y vicepresidente de la DC, Matías Walker, expresó que «al tomar distancia de la declaración de la Cancillería, lo que hace el Partido Comunista es ponerse al margen del Gobierno y de nuestra coalición política. Mientras que sobre la posición del senador Alejandro Guillier, candidato presidencial del Partido Radical, Walker aseguró que «el senador Guillier no quiso quedar mal con los comunistas, pero sí quedó mal con la Democracia Cristiana. Como Democracia Cristiana queremos construir una nueva coalición de centroizquierda con quienes compartan que la democracia y los derechos humanos son principios universales». (Radio Cooperativa).
O sea, todos los tópicos de la campaña agrupados en unas pocas líneas.
«En medio de la tensión surgida entre el PC y la DC por el veto del gobierno cubano a Mariana Aylwin, la senadora Carolina Goic se desmarcó de los otros candidatos del bloque y aseguró que que no se reunirá con la directiva comunista para presentar su programa de gobierno». (La Tercera)
¿Se entiende el sentido último de la campaña?. Por si persiste alguna duda, repárese en el siguiente titular de El Mostrador:
«Mariana Aylwin ejecuta segunda parte del plan: ‘Me parece incompatible estar ahora juntos con el PC'».
O el siguente párrafo de El Mercurio:
«Cuando en la DC)se refieren a esto, apuntan al PC. No hay duda de que esa es la gran piedra de tope que levanta la DC al momento de señalar que se requiere un nuevo pacto de centro izquierda. Lo que están diciendo en el fondo es volver a formato más antiguo de la Concertación»,
Evidentemente, Piñera, con su incontinencia verbal, no podía desaprovechar la oportunidad de guardar un prudente silencio:
«El Partido Comunista y Alejandro Guillier han sido vagos, ambiguos y no han condenado este nuevo atentado a la libertad, democracia y DDHH en Cuba».
Es tan ridículo como lapidar al gobierno de Cuba, por no haber condenado la expulsión del periodista italiano Lorenzo Spairani, hace menos de quince días.
Al final del día, conforme al principio de la navaja de Occam, los hechos son nítidos en su sencillez, y se reflejan en la siguiente declaración del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, que entre otros aspectos, revela el papel subalterno de Mariana Aylwin en la conjura, a la que ni siquiera menciona.
Declaración del MINREX: Fracasa provocación anticubana
Medios internacionales de prensa difundieron en las últimas semanas la intención del Secretario General de la OEA, Luis Almagro Lemes, de viajar a La Habana a fin de recibir un “premio” inventado por un grupúsculo ilegal anticubano, que opera en contubernio con la ultraderechista Fundación para la Democracia Panamericana, creada en los días de la VII Cumbre de las Américas de Panamá, para canalizar esfuerzos y recursos contra gobiernos legítimos e independientes en Nuestra América.
El plan, tramado en varios viajes entre Washington y otras capitales de la región, consistía en montar en La Habana una abierta y grave provocación contra el gobierno cubano, generar inestabilidad interna, dañar la imagen internacional del país y, a la vez, afectar la buena marcha de las relaciones diplomáticas de Cuba con otros Estados.
Tal vez algunos calcularon mal y pensaron que Cuba sacrificaría las esencias a las apariencias.
Al espectáculo serían arrastrados el propio Almagro y algunos otros personajes derechistas que integran la llamada Iniciativa Democrática para España y las Américas (IDEA), la cual también ha actuado de forma agresiva en los últimos años contra la República Bolivariana de Venezuela y otros países con gobiernos progresistas y de izquierda en América Latina y el Caribe.
El intento contó con la connivencia y apoyo de otras organizaciones con abultadas credenciales anticubanas, como el Centro Democracia y Comunidad y el Centro de Estudios y Gestión para el Desarrollo de América Latina (CADAL); y el Instituto Interamericano para la Democracia, del terrorista y agente de la CIA Carlos Alberto Montaner.
Además, desde el año 2015, se conoce el vínculo que existe entre estos grupos y la Fundación Nacional para la Democracia de Estados Unidos (NED, por sus siglas en inglés), que recibe fondos del gobierno de ese país para implementar sus programas subversivos contra Cuba.
Al conocer de estos planes y haciendo valer las leyes que sustentan la soberanía de la nación, el gobierno cubano decidió negar el ingreso al territorio nacional a ciudadanos extranjeros vinculados con los hechos descritos.
En un intachable acto de transparencia y de apego a los principios que rigen las relaciones diplomáticas entre los Estados, las autoridades cubanas se pusieron en contacto con los gobiernos de los países desde donde viajarían esas personas e informaron, trataron de disuadir y de prevenir la consumación de esos actos.
Como establecen las regulaciones de la aviación civil internacional, las líneas aéreas cancelaron las reservaciones de los pasajeros al conocer que estos no serían bienvenidos. Unos pocos fueron reembarcados. Hubo quien buscó manipular los hechos en función de estrechos intereses políticos dentro de su propio país, de cara a los procesos internos que en ellos tienen lugar.
No faltaron pronunciamientos de defensores de falsos perseguidos, socios de pasadas dictaduras y políticos desempleados dispuestos a aliarse con vulgares mercenarios, al servicio y en nómina de intereses extranjeros, que no gozan de reconocimiento alguno dentro de Cuba, viven de calumnias insostenibles, posan como víctimas y actúan en contra de los intereses del pueblo cubano y del sistema político, económico y social que éste eligió libremente y ha defendido de forma heroica.
En cuanto a Almagro y la OEA, no nos sorprenden sus declaraciones y actos abiertamente anticubanos. En muy corto tiempo al frente de esa organización, se ha destacado por generar, sin mandato alguno de los estados miembros, una ambiciosa agenda de autopromoción con ataques contra gobiernos progresistas como Venezuela, Bolivia y Ecuador.
En ese período se han redoblado los ataques imperialistas y oligárquicos contra la integración latinoamericana y caribeña y contra la institucionalidad democrática en varios de nuestros países. En una ofensiva neoliberal millones de latinoamericanos han retornado a la pobreza, cientos de miles han perdido sus empleos, se han visto forzados a emigrar, o fueron asesinados o desaparecidos por mafias y traficantes mientras se expanden en el hemisferio ideas aislacionistas y proteccionistas, el deterioro ambiental, las deportaciones, la discriminación religiosa y racial, la inseguridad y la represión brutal.
¿Dónde ha estado la OEA, que siempre ha guardado cómplice silencio frente a estas realidades? ¿Por qué calla?
Hay que ser un trasnochado para intentar venderle a los cubanos “los valores y principios del sistema interamericano” frente a la dura y antidemocrática realidad engendrada por ese mismo sistema. Hay que tener escasa memoria para no recordar que, en febrero de 1962, Cuba se alzó solitaria frente a ese “cónclave inmoral”, como lo denominó Fidel en la Segunda Declaración de La Habana.
Cincuenta y cinco años después y con la compañía de pueblos y gobiernos de todo el mundo, es menester reiterar, como aseguró el Presidente Raúl Castro, que Cuba nunca regresará a la OEA.
José Martí alertó que “ni pueblos ni hombres respetan a quien no se hace respetar (…) hombres y pueblos van por este mundo hincando el dedo en la carne ajena a ver si es blanda o si resiste, y hay que poner la carne dura, de modo que eche afuera los dedos atrevidos”.
En Cuba no olvidamos las lecciones de la historia.
La Habana, 22 de febrero de 2017