Cuando se cumplían dos semanas de la paralización legal de sus labores, a causa del infructuoso proceso de negociación colectiva con la empresa, los trabajadores pertenecientes al Sindicato Homecenter Sodimac desarrollaron una multitudinaria marcha por el centro de Santiago para visibilizar su movilización entre la ciudadanía.
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Fueron acompañados por la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), encabezada por su presidenta, Bárbara Figueroa, apoyo que en los últimos días ya habían recibido por parte de varios parlamentarios como Camila Vallejo, Karol Cariola, Giorgio Jackson, Gabriel Boric, entre otros, quienes se comprometieron a denunciar las prácticas antisindicales del empleador, e incluso a recurrir al Consejo Nacional de Televisión por la poca cobertura del hecho en canales de televisión y otros medios.
Ese respaldo ahora es blanco de críticas por parte del empresariado que exigen el cese de funciones de todos los diputados que abiertamente brindaron su apoyo al sindicato del sector privado más grande de Chile, porque contravendría con lo que dicta la Constitución.
La marcha se realizó con total normalidad, pese a la gran cantidad de trabajadores que participaron de la movilización, entre los manifestantes se hicieron presente, también, dirigentes de la Central del Retail y del Comercio, la Confederación Nacional de Funcionarios de la Salud Municipal (Confusam), la Confederación de Sindicatos Bancarios, de la Asociación de Funcionarios de Jardines Infantiles (Ajunji), el Sindicato Inter-empresas Líder y otros, con el fin de solidarizar con la causa.
El presidente de la Central del Retail y del Comercio, Manuel Díaz, aseguró que “la solidaridad con los trabajadores no tiene que ver con la forma, tiene que ver con el fondo, somos todos trabajadores, hemos sido vulnerados en nuestros derechos y estamos apoyando la huelga de Sodimac en todos sus sentidos”.
“Hablé con el presidente (del sindicato Homecenter), José Luis Ortega, y en esa conversación nosotros reconocemos las diferencias que nos separan, pero también reconocemos ambos la solidaridad para poder reponer lo que los trabajadores se merecen”, añadió.
En tanto, Esteban Maturana, presidente de la Confusam, sostuvo que “somos todos trabajadores, públicos y privados, y respondemos a un empleador, en el caso nuestro el gobierno, en el caso de homecenter una de las familias más poderosas del país y por eso es que tenemos que estar todos juntos en la misma actividad”.
“Aquí ganan los bancos, las empresas, el retail, las familias más poderosas ganan y los trabajadores tenemos que seguir esperando eso no puede persistir”, agregó.
El veto de los medios
A todas luces resulta llamativo que un hecho noticioso como una huelga que implica el cierre de 38 tiendas de la marca en todo el país, sea omitido deliberadamente de la pauta de los medios de comunicación tradicionales. Sobre todo tratándose de la organización sindical más grande a nivel nacional de la reconocida empresa, con unos 8 mil 700 afiliados de un total de 17 mil funcionarios.
Para ellos, la única explicación es que Homecenter es un importante avisador en los canales nacionales. Y no sólo ello, su controlador, el Grupo Solari, también es propietario de firmas como Tottus, Fallabela y Mall Plaza, todos de amplia presencia en la publicidad televisiva.
Los trabajadores han recalcado que, pese a que en el primer semestre del año Homecenter Sodimac obtuvo ganancias operacionales de más de 71 mil millones de pesos, la compañía los obligó a tomar esta medida de presión, ofreciendo en el proceso de negociación “una propuesta miserable, que ofende el trabajo que realizamos día a día en nuestros puestos de trabajo”, señalaron en un comunicado.
Desde el sindicato exigen un reajuste salarial de un 7% y un bono de término de conflicto de 500 mil pesos; mientras la empresa sólo propone un aumento de un 3,5% y 150 mil pesos de bonificación.
Junto con ello, bregan también por mantener los beneficios históricos que ha alcanzado la organización, nacida hace 29 años. Por ello, aseguran que “unidos hasta el fin, solo así venceremos”, e insisten en su disposición a llegar a las últimas consecuencias con tal de conseguir sus demandas.
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Fuente: El Siglo