Fuera de las controvertidas declaraciones que el candidato Donald Trump, manifestó en contra de los derechos de los inmigrantes, de las mujeres, de los musulmanes y que ha reafirmado en su calidad de Presidente Electo de los Estados Unidos, es necesario detenerse en las personas que rodean a este singular presidente que tiene al mundo pendiente de cuál será su verdadera política al instalarse definitivamente en la Casa Blanca.
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Pocos han advertido hasta ahora, quienes son los personajes que acompañarán a Trump en el ejercicio del poder de la mayor potencia de occidente. Uno de ellos es Michel Richard Pence. Este experimentado conservador, tiene una importante carrera política en el Partido Republicano, siendo elegido miembro de la Cámara de Representantes en 2000, y como tal participó en la redacción de la Ley Patriótica, destinada a entregar mayores atribuciones a los organismos de seguridad para el combate al terrorismo.
Sistemáticamente ha votado por la reducción de impuestos, contrario a la ley de aborto y al financiamiento de las investigaciones con células madres. En 2013 fue electo como Gobernador de Indiana. Mike Pence asumirá el cargo de Vicepresidente en la nueva administración.
Pence es un hombre reposado y reflexivo, pero adherente a las ideas más ultra reaccionarias dentro del espectro republicano, al contrario de Trump no pertenece al espectáculo ni a los negocios sino a la política dura como congresista y gobernador.
El polémico nuevo Vicepresidente, cristiano de origen católico – irlandés, es un firme ultramontano, que lo hace adoptar posturas contrarias a derechos fundamentales de colectivos que han luchado por generaciones por ganar espacios de libertad. Uno de esos colectivos que identifica como enemigos del orden social, es la Diversidad Sexual.
Entre sus acciones más violentamente homófobas, se encuentra la aprobación en 2015, de la Ley de Restauración de Libertad Religiosa, norma que permitía que los dueños de negocios le negaran sus servicios a la comunidad LGBTI, si su religión se lo impedía.
Esta norma era una advertencia hecha a las empresas de no contratar a homosexuales, lesbianas o transexuales o permitir que en su Estado los comerciantes pudieran rechazar dar servicio a personas con motivo de su orientación sexual. Ante la presión de activistas, políticos y amenazas de boicot de corporaciones nacionales, finalmente fue aprobada una enmienda que prohibía la discriminación.
Igualmente Pence se opone a la doctrina “No preguntes, no cuentes” (“don’t ask, don’t tell”) referido al servicio militar estadounidense. Las Fuerzas Armadas norteamericanas desde 2010, aceptan que a sus filas se integren personas homosexuales, sin que estas sean discriminadas. Pence al respecto manifestó que “No creo que debamos usar el ejército como espacio para realizar experimentos sociales”.
Uno de los temas más controvertidos es su tesis de que la homosexualidad se cura, como si esta fuera una enfermedad común. En este sentido ha sido rechazada ampliamente su iniciativa de organizar campamentos de conversión para homosexuales, donde ha invertido dineros públicos, en los cuales se llevan a cabo prácticas crueles y degradantes contrarias a los derechos humanos, con incluso el uso de terapia de electroshocks.
Obviamente, Pence dentro de su ideología ultra conservadora también se opone fervientemente al matrimonio homosexual.
En 2014, un juez federal dictaminó que la prohibición del matrimonio igualitario contenida en la legislación de Indiana violaba la Constitución de los Estados Unidos. Aunque en Indiana nunca se pudo aprobar ninguna propuesta de modificación de la Constitución estatal para prohibir el matrimonio igualitario, se sancionó en 2004 una Ley de Defensa del Matrimonio que lo definía como la unión de un hombre y una mujer.
Con motivo de la sentencia federal el gobernador del estado, Mike Pence, un firme defensor de la prohibición del matrimonio igualitario, declaró que defenderá “el derecho de Indiana para definir la institución del matrimonio para los residentes de nuestro estado”.
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Suma y sigue
El futuro Vicepresidente de los Estados Unidos, encuentra que el uso del condón es una protección muy pobre contra las enfermedades de transmisión sexual y contra los embarazos no deseados, por lo cual fiel a sus creencias, postula que solo la abstinencia es un método eficaz.
Como buen conservador y religioso, presupone que para las personas en su sano juicio las relaciones sexuales están solamente destinadas a la procreación.
De igual manera, Pence está en contra de los Centros de Planificación Familiar, aduciendo que estos centros que tienen como uno de sus objetivos los servicios de consulta y prevención sobre VHI y ETS, además practican abortos, por lo cual determinó poner fin a su financiamiento.
Como estos centros eran los únicos servicios públicos que realizaban pruebas de infección de VIH y realizaban campañas preventivas, al clausurar sus programas, desde 2015 hubo un aumento sostenido de transmisión de VIH, que tuvo que declarar el estado de emergencia pública sanitaria.
Para Mike Pence los homosexuales y toda la comunidad de la Diversidad Sexual son responsables del colapso social, por lo cual deben ser rechazados. De alguien que se define “cristiano, conservador y republicano” no cabría esperar otra cosa.
El problema es que ya no se trata de un congresista o un gobernador homofóbico y discriminador, sino del Vicepresidente, que eventualmente podría convertirse en Presidente de los Estados Unidos.