Esta mañana, Pablo Ramírez Arias, el cajero del Servipag quemado en 2015 en Hualpén, revivió su paso por el infierno, en la tercera jornada del juicio contra Ignacio Montecinos Pinto, único imputado con vida del emblemático caso. Su hermano Jorge, choro de cartel, falleció en una riña en la cárcel de Chillán, el 19 de julio de 20o15, mientras cumplía prisión preventiva por este delito.
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No ha sido un día fácil para el cajero de Servipag, Pablo Ramírez Arias, que fue quemado vivo por dos delincuentes, que pretendían robar la recaudación del día, en Hualpén, región del Biobío, en 2015.
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En el Tribunal Oral en lo Penal de Concepción, a partir de las 8:30 de la mañana, y tapado con un biombo para no ser grabado por las cámaras, la víctima dio a conocer que quien habría cometido el acto no fue Ignacio Montecinos, sino que su hermano Jorge Montecinos Pinto, fallecido en una riña en la cárcel de Chillán, en julio pasado, mientras cumplía su medida cautelar por este hecho.
El afectado relató que ese día hubo bastante afluencia de público, situación que comenzó a disminuir después de las 18:00 horas, debido a que el lugar en el que se encuentra la sucursal es «peligroso».
Añadió que pasadas las 19:30 horas ambos individuos se acercaron a la caseta para observar, lo que despertó sus sospechas.
«Producto de la labor que desempeñamos hay ciertas situaciones que nos parecen anormales. Nadie va a Servipag mucho rato y la gente lleva boletas en la mano. Ellos no llevaban nada. Conversaron entre ellos, lo que llamó mi atención, y dejaron pasar a una señora».
Crudo relato
Ramírez recordó con precisión la bestial agresión:
«Luego de atender a la mujer, uno de los sujertos metió una manguera por la ventanilla y sin decir nada, me rocía con combustible los brazos, cara, cuello, piernas. Quedé completamente rociado con combustible. Me percaté de inmediato que era bencina… Fue muy difícil, sentí mucho miedo. Quedé completamente rociado con este combustible».
Luego de lo anterior se levantó de su asiento y uno de los delincuentes comenzó a amenazarlo para que abriera la puerta de seguridad:
«Muy fuerte e intimidante me dice ‘abre la puerta conchetumadre (sic)’. Él portaba un encendedor y me amenazaba en todo momento con encenderlo. El sujeto que me amenazó llevaba consigo un encendedor, por lo que traté de buscar un extintor. Luego, me prende fuego, me rocía por segunda vez y me prende fuego».
Pablo Ramírez entregó su testimonio detrás de un biombo, aunque se espera que en el transcurso de la jornada pueda ver al imputado. que es menor de edad, con el fin de hacer un reconocimiento.
El abogado querellante Enrique Hernández, señaló:
«Las imágenes que se vivió ese día se le han grabados a fuego y recuerda perfectamente. Podría reconocer a este sujeto en cualquier lugar, motivo por el cual esperamos que Hernán pueda conocer a la persona que lo atacó, ya que el otro falleció en la cárcel de Chillán».
Ignacio Montecinos, quien afronta el juicio oral, era menor de edad cuando fue detenido con su hermano mayor, por lo que se le juzgará bajo la Ley de Responsabilidad Adolescente.
Según los antecedentes del caso, el imputado compró una botella de medio litro de bencina en un servicentro cercano al lugar de los hechos, por lo que los representantes de Ramírez pretenden acusarlo de ser el autor material del delito.
Los abogados del cajero solicita 10 años de cárcel con régimen cerrado, la mayor pena que contempla la ley en estos casos, y una indemnización de 90 millones de pesos.
La Fiscalía dijo que hablaría una vez que termine esta tercera jornada del juicio comenzado el jueves pasado y que se prolongará por tres semanas.
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El choro que murió en su ley
Jorge Montecinos Pinto era un choro con cartel, como lo demuestra su muerte en una riña carcelaria.
Durante la fase inicial de la investigación, se cortó un dedo y amenazó con cortarse uno semanalmente si se mantenía la prisión preventiva para él y su hermano, a la sazón, únicos detenidos por el ataque.
“Tomé la drástica decisión de hacer una huelga de hambre, la cual está en curso, y no he tenido respuesta del juzgado de Talcahuano. Por lo tanto procederé a amputarme los dedos de la mano por cada semana que siga yo y mi hermano presos injustamente”, dijo Jorge Montecinos Pinto, de 27 años, en un video grabado con un celular y difundido por redes sociales.
“No hay pruebas que demuestren nuestra culpabilidad”, dijo antes de proceder a amputarse uno de sus dedos.
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Montecimos y su hermano estaban presos desde julio de 2015 por quemar a Pablo Ramírez. No alcanzó a cumplir su amenaza, toda vez que recibió una herida cortopunzante de parte de un compañero de celda, que le causó la muerte, cuatro días después.
Jorge Montecinos Pinto, de 27 años, registraba antecedentes por 13 delitos, y estaba amenazado de muerte si volvía al penal el Manzano, donde en dos oportunidades fue atacado ahí con arma blanca.
Sin embargo, la sentencia del hampa lo alcanzó, de modo inexorable, en el penal de Chillán.