Es difícil estimar la inmensa importancia de los Rolling Stones en la historia del rock and roll. El grupo, que se formó en Londres en 1962, destiló mucha de la música que les precedió y ejerció una influencia decisiva en mucha de la que vino después. Sólo un puñado de artistas, no importa en qué género, consiguen ese status, y los Stones figuran entre ellos con mayúsculas.
<script async src=»//pagead2.googlesyndication.com/pagead/js/adsbygoogle.js»></script>
<!– Banner Articulos –>
<ins class=»adsbygoogle»
style=»display:block»
data-ad-client=»ca-pub-2257646852564604″
data-ad-slot=»2173848770″
data-ad-format=»auto»></ins>
<script>
(adsbygoogle = window.adsbygoogle || []).push({});
</script>
Cada álbum que han editado desde “The Rolling Stones” (1964) a “Exile on Main Street” (1972), es esencial no sólo para comprender la música de ese tiempo, sino para comprender ese tiempo mismo.
Gracias a su intenso interés por el blues y el R&B, los Stones conectaron con un público de jóvenes americanos, con una música que era desconocida para la vasta mayoría de los blancos americanos.
Aunque no eran una banda política en sus primeros años, su obsesión con la música negra, Robert Jonhnson, Muddy Waters, Howlin’ Wolf, Chuck Berry, Marvin Gaye, etc. supuso un golpe de aliento para el movimiento de los derechos civiles. De hecho, si los Stones no hubieran vuelto a grabar después de 1965, aún serían legendarios…
Los Rolling Stones se convirtieron pronto en sinónimo de rebeldía hacía su tiempo.
Canciones como “Satisfaction”, “Street Fighting Men”, “Sympathy For the Devil” y “Gimme Shelter” capturaban la violencia, el caos y la frustración de esa era. Para los Stones, los 60 no fueron un tiempo de paz y amor. En muchos sentidos, la banda encontraba la psicodelia confusa y estúpida.
Siempre fueron unos pragmáticos convencidos. Frente a las promesas y el idealismo de los 60, los Stones comprendieron que no siempre puedes conseguir lo que quieres, como decía su canción del mismo título.
Por esta razón, cuando los 60 tocaban a su fin y llegaban los 70, los Stones siguieron con un nivel compositivo que rivaliza con cualquier otra gran banda de la historia del rock.
“Beggars Banquet” (1968), “Let It Bleed” (1969), “Sticky Fingers” (1971) y “Exile on Main Street” (1972) aparecen recurrentemente en las lista de los mejores discos de todos los tiempos. Todos grabados con el productor americano Jimmy Miller, son discos que bullen igual que lo hacía la cultura de ese momento.
Mientras los Stones trabajaban en “Let It Bleed”, Brian Jones murió, y la banda le reemplazó con Mick Taylor, un guitarrista cuyo lirismo y facilidad para la melodía aportaba un contrapunto a la energía rítmica de Keith Richards, añadiendo un elemento al grupo que no había estado presente antes y abriendo nuevas direcciones musicales.
Tras esto, se convirtieron en una fuerza indomable en la escena musical y han seguido siéndolo hasta hoy mismo.
En 1978, el disco “Some Girls”, se enfrentó al desafío del punk con temas enérgicos como “When the Chip Comes Down”, pero también encontramos ritmos sinuosos con elementos disco como “Miss You”. Fue uno de los mejores discos de la década.
En 1975, Ron Wood sustituye a Mick Taylor, convirtiéndose en otro elemento fundamental en el grupo que permanecería otras tres décadas, y todavía hoy.
“Tattoo You” de 1981 añadió los clásicos “Start Me Up”, y “Waiting For a Friend” al repertorio de los Stones y ocupó su lugar entre los discos más sobresalientes de la época moderna del grupo. “Dirty Work” es probablemente su disco más infravalorado, y refleja el tumulto que golpeaba a la banda cuando se grabó. Los fans radicales de los Stones proclaman su amor por este álbum con orgullo.
Cambio de fase
<script async src=»//pagead2.googlesyndication.com/pagead/js/adsbygoogle.js»></script>
<!– Banner Articulos –>
<ins class=»adsbygoogle»
style=»display:block»
data-ad-client=»ca-pub-2257646852564604″
data-ad-slot=»2173848770″
data-ad-format=»auto»></ins>
<script>
(adsbygoogle = window.adsbygoogle || []).push({});
</script>
Con el lanzamiento de “Steel Wheels” en 1989, los Stones volvieron a la carretera por primera vez en siete años e inauguraron la última fase de su ilustre carrera. En este tiempo han grabado discos creíbles y robustos, “Voodoo Lounge”, “Bridges to Babilón”, el directo “Stripped”, y el recopilatorio “Forty Links”. En 2005 lanzaron “A Bigger Bang”, su primer disco con material nuevo del siglo 21.
En todo este tiempo los Stones han marcado un standard en lo que al directo se refiere. Un logro acorde con la historia de la banda. Cuando los Stones comenzaron su gira de 1969 publicitándose como «La Banda Más Grande del Rock and Roll», lo hacían basándose en su poderío en directo.
En esa época casi estaba de moda dejar a un lado las giras, Bob Dylan y los Beatles los habían hecho. Pero los Stones se decidieron a demostrar que escribir canciones brillantes y poderosas no era suficiente, que había que hacer vibrar a los fans encima de un escenario.
Los directos de los Stones, capitalizados por la energía y la personalidad de Mick Jagger les ganaron esa fama al principio de su carrera y la llama siguió encendida después.Desde 1989 los Stones han hecho giras cada pocos años con una entusiasta respuesta de su público. La gira que presentó “A Bigger Bang” recibió grandes críticas.
El bajista Darryll Jones, quien había tocado antes con Miles Davies, se unió a la banda en 1994, cuando se fue Bill Wyman, y los Stones convirtieron lo que podría haber sido un grave obstáculo en una inyección de energía rejuvenecedora. El éxito de la carrera en directo de los Stones en este tiempo no se basa en el dinero o la cantidad de espectadores, aunque han triunfado en ambos aspectos, sino en su demostración de vitalidad, de compromiso con la idea de que el directo es lo que mantiene viva a una banda de rock.
Y ese es el error fundamental cuando se hace la pregunta que siempre salta en las giras de los Stones: ¿es ésta la última vez?
Es cierto que la banda ha estado en las noticias por muchas razones que poco o nada tienen que ver con la música. Arrestos, declaraciones provocativas, divorcios, aventuras sentimentales, y toda clase de cotilleos derivados de toda una vida bajo el ojo de las cámaras. Y no hay duda de que Mick Jagger es una de las mayores celebridades del mundo.
Pero, por todo eso, los Stones pueden ser mejor comprendidos como músicos, y su propia aceptación de ese hecho les ha ayudado a sobrellevar su carrera durante tanto tiempo. A pesar de todos los titulares sensacionalistas que han protagonizado, Mick Jagger es un extraordinario vocalista y Keith Richards es el motor que mueve a los Stones y hace su música reconocible al instante.
Ron Wood es un guitarrista que ha formado una hermandad rítmica con Richards, pero también da color y textura a las canciones de la banda. Y Charlie Watts, no hace falta decirlo, es uno de los mejores baterías del rock.
Es a la vez la roca a la que se aferra la banda, y la fuerza que la mueve. A la vez elegante y sencillo, ninguno de sus gestos es al azar, todos son necesarios. Él y Darryll Jones encarnan la a menudo monolítica noción del ritmo en la sección rítmica en el rock and roll con una sofisticación irresistible, no pretenciosa y derivada del jazz.
Los músicos viven y crean en el momento, y por eso los fans todavía quieren ver a los Stones. Ciertamente hay también un catálogo de canciones que sólo unos pocos pueden igualar. Seguramente también hay un deseo de ver a una banda que ha jugado un papel fundamental en la definición misma de lo que es el rock and roll. Pero ver a los Rolling Stones en directo es ver a una banda trabajadora tocando tan duro como pueden, y nunca habrá una última vez para eso.
Las macrogiras
Michael Cohl (productor) es responsable de cuatro de las giras mundiales más taquilleras de todos los tiempos y es un prominente promotor musical a nivel mundial. Cuatro años después de empezar su carrera como promotor local de conciertos en 1969, Cohl fundó Concert Productions International y rápidamente se convirtió en cabeza visible de la escena musical canadiense, promoviendo Canadá como país viable para giras musicales y adquiriendo experiencia en otros campos del entretenimiento como los deportes, teatro, etc…
Productor prolífico e innovador de la programación en televisión y cine, además de promotor de más de 150 bandas, entre sus clientes presentes y pasados figuran U2, The Rolling Stones, Pink Floyd, Frank Sinatra, Stevie Wonder, Prince… etc.
Cohl ha producido una gran cantidad de eventos muy diversos, incluyendo varios años de Wide World Sports , el tour de los Jackson, “Victory”, en 1984 junto a Michael Jackson, y el concierto en formato IMAX más exitoso hasta ahora, “Live at Max” de The Rolling Stones, así como el DVD musical más vendido de la historia, «Rolling Stones Four Flicks».
En 1989 Cohl desarrolló el concepto de paquete de gira, con la gira de los Stones, “Steel Wheels”, encargándose también del lucrativo mercado que rodea a estos eventos: libros, televisión, videos, merchandising, etc….
Además se involucró en espectáculos teatrales como los montajes de “El Rey León”, “Hairspray” y “Los Productores”. Su primera incursión en Broadway fue con “Bombay Dreams” de A.R. Rahman, basada en la exitosa producción londinense de Andrew Lloyd Weber. Recientemente ha producido “The Woman in White” en el West End de Londres, “Spamalot”, ganadora de tres premios Tony, y la versión teatral de “El Señor de los Anillos”.
Al término de la gira de “Forty Licks” de los Stones en 2003, Cohl lanzó su compañía de dvd’s musicales con “Rolling Stones Four Flick”, que ganó numerosos premios por la música y por sus ventas. Cohl editó también el dvd “Toronto Rocks”, que documenta el concierto benéfico del mismo nombre organizado en 2003 para apoyar el turismo y la cultura en el país.
El evento reunió a 490.000 personas y se considera el modelo a seguir en la organización de conciertos de este tipo. También en 2004 produjo el documental “Isn’t This a Time!”, con The Weavers, Pete Seeger y Arlo Guthrie. Presentada en el Festival de Cine de Toronto, recibió muy buenas críticas. Cohl ha producido también documentales de leyendas musicales como Pete Seeger y Harry Belafonte.
En el verano de 2005, con el principio de una nueva gira de los Stones a la vista, Cohl contestó a la llamada de Bob Geldof e hizo que Canadá formara parte de Live 8, con un concierto multitudinario organizado en tres semanas en el que participaron Neil Young, Bryan Adams y Gordon Lightfoot, entre otros. En total más de 1000 músicos actuaron en 10 escenarios repartidos por todo el mundo, y el concierto fue transmitido por 182 cadenas de televisión y 2000 emisoras de radio. Tras este concierto, los líderes del G8 acordaron incrementar la ayuda para África hasta 25 billones de dólares para el año 2010.
Ese año también marcó el largamente esperado regreso de los Stones a los escenarios. El tour “A Bigger Band” del que también fue promotor Cohl ofreció a los fans la oportunidad de ver el concierto desde estructuras colocadas en el mismo escenario. La gira se convirtió en la más taquillera de la historia, con 3’5 millones de espectadores e incluyó un concierto histórico y gratuito en la playa de Copacabana en Río de Janeiro.
Cohl ha recibido el premio al Mejor Promotor Musical en varias ocasiones por parte de numerosas publicaciones y asociaciones de la industria. En 2002 ingresó en la Canadian Music Hall Of Fame. En 2005 fue premiado por el Billboard Magazine por sus logros y por su influencia en la música como promotor. También como productor recibió un Tony por el musical “Spamalot”, de los Monty Phyton.
2006 fue un año histórico para él: además de la gira de los Stones, fue responsable de las de The Who y Barbra Streisand. Esta última consiguió beneficios record en 14 de las 16 fechas de su gira, mientras que The Who agotaron las entradas en toda Norteamérica.
Jane Rose (coproductora ejecutiva), ha sido manager de Keith Richards desde 1985, y ha trabajado con The Rolling Stones en distintas áreas desde 1975. El último paso que ha dado en la dirección de la carrera de Richards en solitario es negociar un contrato para la publicación de su autobiografía en 2010. El libro será escrito junto a James Fox, autor de White Mischief y amigo de Richards desde hace 30 años.
Fue productora ejecutiva del DVD “Keith Richards and The X–pensive Winos: Live at the Hollywood Palladium”, una edición limitada que acompañó su album en solitario.
También fue productora asociada de “Hail! Hail! Rock’n’Roll”, concierto en el que Richards aparece acompañado de Chuck Berry, Eric Clapton, Robert Cray y Etta James en la ciudad natal de Berry, St Louis.
Fuente: The Cult