Uno de los aspectos más irritantes de la violación de los derechos humanos durante la dictadura, es la negación sistemática y la mentira, de parte de los culpables. El general Juan Emilio Cheyre ha sostenido que su participación en los crímenes de la Caravana de la Muerte en el Regimiento Arica de La Serena fue periférica y circunstancial, y que se limitó a cumplir órdenes. Sin embargo, el documento que presentamos, revela que era el ayudante del Jefe de Plaza.
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En esa condición ¿puede alegar no saber o no haber tenido responsabilidad en los crímenes?
El documento corresponde a la Orden No. 283 del 28 de noviembre de 1973 enviada por el Teniente Juan Emilio Cheyre Espinosa en su calidad de Ayudante del Jefe de Plaza de la Provincia de Coquimbo y de los Departamentos de Freirina y Huasco de la Provincia de Atacama a Carabineros,Investigaciones,Servicio de Prisiones y Regimiento No. 2 «Arica» .
En ese escrito Cheyre ordena a los Jefes de las instituciones arriba mencionadas que no deben utilizar las expresiones «presos políticos» y «muertos» .
Deben referirse a los mismos como «personal en detención provisoria» y «bajas» .
Cheyre se refiere al telegrama del Ministerio del Ministerio despachado por el Subsecretario Enrique Montero Marx.
No es menor la finalidad de encubrimiento de violación de los derechos humanos que subyace en el decumento
Este muy importante documento ratifica que el Teniente Juan Emilio Cheyre Espinosa era muchísimo más que un simple y muy joven teniente de 26 años,que muy poco sabía de lo que pasaba en el país .
Cheyre al 11 de septiembre de 1973 era integrante del SIM – Servicio de Inteligencia Militar – y ejercía como jefe operativo del mismo en el Regimiento No. 2 «Arica» de Coquimbo.
En los primeros meses de 1974 Cheyre ascendió al grado de Capitán .
Sin embargo, el ex Presidente Ricardo Lagos Escobar, igual que Jaime Ravinet, Jorge Burgos y varios otros personeros políticos, han salido en defensa del simple y muy joven teniente de 26 años Juan Emilio Del Sagrado Corazón de Jesús Cheyre Espinosa.
Es lamentable esa verdadera avalancha de certificados de buena conducta de políticos al ciudadano Cheyre.
El peso de tal certificación podría perfectamente interpretarse como una presión indebida a lo que está haciendo el ministro Mario Carroza, debido a su envergadura y la amplificación mediática de las declaraciones. Aunque, dada la seriedad y dedicación del ministro Carroza, parece difícil que tanta manifestación de apoyo lo seduzca o intimide.
Es lamentable también para el país, porque en la avalancha política de reconocimientos acerca de lo que habría sido su aporte a la transición democrática, incluso de un ex Presidente de la República, se ha argumentado que su corta edad cuando ocurrieron los hechos sería un eximente de su responsabilidad.
Bajo ese argumento, el país debiera subir la edad para aplicar la responsabilidad penal a los veinticinco años para todos los ciudadanos y en cualquier circunstancia.
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Lo que resulta peor es que tal argumento, de políticos y embajadores amigos de Juan Emilio Cheyre, ofende a los militares de la misma o menor edad que en esa época se opusieron al golpe militar. Muchos fueron condenados en juicios ilegales –algunos fusilados como desertores, sin que hasta ahora las Fuerzas Armadas hayan hecho verdad interna sobre estas situaciones– y sufrieron la prisión, el destierro, la conculcación de sus derechos, fueron torturados por sus camaradas de armas, y hasta el día de hoy deambulan por los tribunales de justicia tratando de que se les reconozcan sus derechos laborales y previsionales.