El presidente de la Cámara de Diputados de Brasil, Eduardo Cunha, suspendido de sus funciones por sospechas de corrupción en el caso Lava Jato a primeros de mayo, ha renunciado este jueves a ese cargo. Cunha fue quien aceptó a trámite en diciembre pasado las acusaciones que llevaron a un juicio político a la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, que fue suspendida de sus funciones el pasado 12 de mayo.
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Desde entonces es sustituida por su entonces vicepresidente, Michel Temer.
Cunha, no obstante, ha decidido mantener su escaño, aunque aún lo puede perder debido al proceso abierto por el órgano legislativo. El político ha presentado su dimisión a través de una carta que ha entregado a la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados y que ha leído posteriormente en el Salón Verde de la sede legislativa, según informa O Globo.
«Sufro y he sufrido persecuciones y estoy pagando un precio muy alto por haber iniciado el impeachment contra la presidenta brasileña, Dilma Rousseff», ha dicho. En su despedida, Cunha ha aprovechado para desear éxito al Gobierno de Michel Temer y a su sucesor al frente de la Cámara de Diputados, Waldir Maranhao.
«Solamente mi renuncia puede ayudar a estabilizar la Cámara», presidida en forma interina por el legislador Waldirr Maranhao, que no cuenta con el apoyo de los diputados, declaró Cunha en una rueda de prensa, con la voz quebrada y al borde de las lágrimas. Cunha ha añadido: «Es obvio que el que esta casa y esté sin cabeza es el resultado de una actuación extraña, y no es consecuente con lo que el país espera tras la suspensión de la presidenta de la república».
El Tribunal Supremo ordenó en mayo suspender a Cunha a raíz de la Operación Lava Jato, ya que el ahora expresidente de la Cámara baja ha sido señalado por varios delatores como uno de los encargados de cobrar sobornos a cambio de favores políticos. En junio, la Comisión de Ética de la Cámara de Diputados votó a favor de su destitución en una investigación separada por la supuesta existencia de cuentas bancarias en Suiza que Cunha habría ocultado al fisco brasileño.
Cunha atribuye todas estas acusaciones a su decisión de activar el proceso de impeachment contra Rousseff, que el 12 de mayo fue destituida temporalmente por el Senado a la espera de que se celebre un juicio político en su contra por irregularidades contables.
Temer, del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), el mismo partido político de Cunha, ha asumido las riendas del Gobierno de forma interina, aunque varios de sus ministros han tenido que dimitir por el caso Petrobras.
Dilma Rousseff presentará su defensa por escrito
Dilma Rousseff dio a conocer ayer que presentará su defensa por escrito y su abogado la leerá hoy ante el Senado, ente que la separó de su cargo en mayo pasado.
“Mi defensa de mañana será por escrito y leída por mi abogado. Estamos evaluando mi ida al plenario del Senado en otro momento”, así lo informó a través de la red social Twitter.
Rousseff fue separada de su cargo en mayo pasado para ser sometida a un juicio sobre supuestas maniobras legales. Sin embargo, un informe refiere que no existen pruebas de que ella estuviese vinculada a las acciones por las que se le investiga.
De acuerdo con analistas, esta maniobra de juicio político es un golpe de Estado parlamentario contra el Gobierno progresista, y un atentado feroz contra las políticas sociales que el propio Michel Temer, quien pasó a ser presidente interino de la nación suramericana, aspira a eliminar mediante la promoción de una agenda neoliberal.
En ese sentido, Temer se planteó entre sus medidas económicas revisar el sistema de pensiones y reducir la inversión pública, priorizados durante el mandato de Rousseff, y el cierre de TV Brasil, la televisora del Estado.
Una comisión del Senado debe recomendar si la mandataria debe ser separada por completo del cargo o no. Dicha propuesta será sometida a una primera votación por 81 senadores, prevista para el 9 de agosto, donde deberá cosechar un mínimo de 41 votos (mayoría simple) para que se prosiga al juicio. De aprobarse la continuidad del proceso, tendrá lugar el juicio final, entre el 25 y 27 de agosto, después de los Juegos Olímpicos, que serán entre el 5 y el 21 próximos.
En este juicio se determinará si Rousseff es destituida de forma definitiva. Para que eso ocurra, será necesaria una mayoría especial de 54 votos (dos tercios). De lo contrario, el caso será archivado.