Después de cuatro audiencias para formalización y determinación de medidas cautelares, la jueza Daniela Guerrero del Cuarto Juzgado de Garantía decretó arresto domiciliario total y arraigo nacional para el desaforado senador, Jaime Orpis, en el marco del caso Corpesca. Más allá de la generosidad del tribunal, el hecho es que Orpis quedó preso, clara señal de la gravedad de los delitos que se le imputan.
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La jueza Daniela Guerrero, del Cuarto Juzgado de Garantía de Santiago, decretó arresto domiciliario total y arraigo nacional para el desaforado senador Jaime Orpis (ex UDI) en el marco del caso Corpesca, tras su formalización por cohecho, delitos tributarios y fraude al Fisco.
En cuatro días de formalización, el Ministerio Público le imputó al parlamentario los delitos de cohecho, fraude al fisco y delitos tribuarios, ilícitos por los cuales pidió -junto al CDE y el SII- la prisión preventiva. Sin embargo, dicha medida fue rechazda por el tribunal.
La magistrada dio por justificada la comisión reiterada de los delitos de cohecho, fraude al Fisco e ilícitos tributarios y también la participación del parlamentario en ellos, finalmente desestimó la solicitud del Ministerio Público que solicitaba la prisión preventiva por considerarlo un peligro para la seguridad de la sociedad.
Durante la mañana de este lunes se realizaron las réplicas, donde la Fiscalía y los querellantes insistieron en que la libertad del desaforado parlamentario constituye un peligro para la sociedad.
Por el delito de cohecho, el Ministerio Público argumenta que entre los años 2009 y 2013 Orpis recibió de Corpesca la suma de $233 millones, infringiendo los deberes propios de su cargo para beneficiar a la empresa. Dicho monto habría sido dividido en pagos mensuales de más de $4 millones.
La fiscal Ximena Chong señaló hoy que el senador cometió 75 delitos reiterados de cohecho, por lo que «estamos en presencia de una persona peligrosa para la sociedad».
En este contexto, y en el marco de los delitos tributarios que se le imputan, el senador facilitó 77 boletas ideológicamente falsas a Corpesca, permitiendo a la empresa rebajar impuestos.
La fiscal Ximena Chong, jefe de la Fiscalía de Alta Complejidad Centro-Norte, planteó que «la voz de la empresa lo que señala es que la ley fue buena para la empresa, que le hizo un reconocimiento de los derechos históricos y esto es el resultado del trabajo de Jaime Orpis. Estamos en presencia de una situación del todo grave, estamos en presencia de 75 delitos reiterados de cohecho».
«Me pregunto si con algún delito que tenga una pena similar al de cohecho nos encontráramos con una persona que durante cuatro o cinco años realiza 75 delitos reiterados, ¿no estaríamos acaso en presencia de una persona peligrosa para la seguridad de la sociedad? Es así, estamos en presencia de una persona que resulta peligrosa para la seguridad de la sociedad», añadió.
En tanto, al senador se le acusa de fraude al fisco cuyo monto defraudado alcanzaría los $153 millones, los que ya restituyó al Congreso. Orpis se habría «apropiado indebidamente» de esos fondos a través de trasferencias a su cuenta y de simulación de contratos.
El senador de la UDI es acusado del financiamiento irregular de su campaña política entre 2009 y 2013 recibiendo aportes económicos de la empresa Corpesca a la que habría favorecido a través de la tramitación de la Ley de Pesca, también conocida como «Ley Longueira».
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Por su parte, la defensa enfatizó en la colaboración de Orpis con la fiscalía y en las atenuantes como el reintegro de los fondos defraudados al Congreso. Además, afirmó que los pagos de Corpesca no influyeron en las decisiones adoptadas por Orpis entre 2009 y 2013, que los fondos se utilizaron sólo parta cubrir gastos de su campaña electoral y que las boletas emitidas por el legislador estaban en marco de la ley.
La defensa de Orpis insistió en que los pagos de Corpesca no eran coimas, sino que donaciones para campañas políticas y reiteraron que las votaciones del desaforado senador en el Congreso no fueron influenciadas por la empresa del grupo Angelini.
Dijo Pinpín.