En el año 2012, casi proféticamente, la Fundación Pumalín publicó un Informe Sanitario de la Industria Salmonera Chilena que tituló “La Agonía 2.0”, donde señalaba que la “nueva” y resucitada Industria Salmonera en Chile, sobreviviente de la llamada “Crisis del Virus ISA” (2007-2009) inevitablemente se encaminaba a una segunda muerte.
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Según la Fundación creada por el recientemente desaparecido Douglas Tompkins, la nueva Agonía de la industria salmonera era evidente a la luz del mayor número de centros de engorda de salmónidos que se encontraban afectados por “piojos de mar”, bacterias, enfermedades virales y situaciones de colapso ambiental que la Industria salmonera era incapaz de detener en el mar de la Patagonia.
Así, mediante una publicación que contiene mapas y figuras elaborados en base a la información que le proveyeron los propios servicios públicos que teóricamente (sólo “teóricamente”) deben regular a la Industria Salmonera, Fundación Pumalín demostraba que nada había terminado y que del coma causado por el virus de la Anemia Infecciosa, la Industria salmonera había salido sólo para entrar a una nueva Agonía… la Agonía 2.0…
El rostro de esa agonía hoy lo estamos viendo en las Regiones de Los Lagos y de Aysén, con miles de salmones putrefactos llegando ya a las playas de las regiones australes “salmoneras” después de haber sido liquidados por un Bloom de algas que la propia Industria y los servicios públicos que están a SU servicio, causaron en Aysén y en el Mar Interior de Chiloé.
No es casual que tanto el Director Nacional de SERNAPESCA, José Miguel Burgos, como el Subsecretario de Pesca y Acuicultura, Raúl Súnico y el jefe administrativo de ambos, el Ministro de Economía Felipe Céspedes, atribuyan al Fenómeno del Niño la generación de un Bloom de algas que, al cierre de este artículo, ya ha liquidado los salmones en engorda en 34 centros ubicados en la Región de Los Lagos, acumulándose unas 35 mil toneladas de salmones muertos (35 MILLONES DE KILOS DE SALMONES) de las que sólo han sido retiradas unas 12 mil toneladas.
Es decir, unos 20 MILLONES DE KILOS DE SALMONES SE PUDREN EN LAS AGUAS DEL MAR INTERIOR DE CHILOÉ, a lo menos…
Ciertamente, no se puede someter a sumario a un evento climático, no se le puede acusar de inepto o ineficiente, no se le puede enrostrar su falta de seriedad ni su sumisión al capital privado…y tampoco se puede defender. Esa es la principal garantía de los encargados de regular y fiscalizar a la Industria salmonera y seguramente, a su debido tiempo, los servicios públicos que evalúan los proyectos salmoneros también recurrirán a este argumento…
El Fenómeno del Niño es mudo y no puede señalar que los verdaderos responsables de este nuevo desastre protagonizado por la Industria salmonera son, precisamente, los que le atribuyen sus propias culpas y responsabilidades, para evitar responder por la contaminación del mar con millones de cadáveres de salmón, como ocurriera en Melinka en el año 2009.
En efecto, no sólo se trata de un fenómeno climático lo que gatilló el Bloom de algas que ha causado este desastre, no sólo se trata de la temperatura del mar, la falta de vientos, la alta irradiación solar, sino que también y principalmente se trata de la eutrofización del medio acuático marino, esto es, del enriquecimiento con nutrientes a escalas siderales que ha generado la Industria Salmonera en el Mar de la Patagonia, teniendo como cómplices en su proceso destructivo precisamente a los que se escudan en la excusa climática para tratar de ocultar que ellos, SERNAPESCA, SUBPESCA y todos los servicios públicos que participan de los procesos de evaluación ambiental de los proyectos salmoneros de engorda en el mar (desde la Armada de Chile hasta las Municipalidades) son los que permitieron que el mar austral se eutrofizara hasta estos niveles, habiendo tenido los medios para evitarlo y con suficientes señales del propio sistema marino en orden a que, tarde o temprano, un Bloom de gran escala iba a ocurrir.
La eutrofización de un medio acuático no sólo se refleja en la aparición de eventos de “mareas rojas” o blooms, sino también en la aparición de condiciones anaeróbicas en este sistema, producto del ingreso de materia orgánica (o carbono) en cantidades que superan las capacidades del medio para absorber, reciclar o dispersar este ingreso excesivo de materia orgánica.
Una condición anaeróbica, según define la propia Ley General de Pesca y Acuicultura, es una situación donde la vida acuática es imposible, por los bajos niveles de oxígeno disuelto en la columna de agua y/o sedimento…
En los últimos cinco años, las propias salmoneras entregaron reportes de condiciones anaeróbicas en los sitios donde operaban las balsas-jaulas de unos 400 centros salmoneros posicionados en las Regiones de Los Lagos, de Aysén e incluso de Magallanes … 400 alarmas, casi 100 por año, a lo largo y ancho de las Regiones Australes, daban cuenta de que el sistema estaba colapsado por nutrientes generados por las operaciones salmoneras. Y el órgano receptor de esos reportes fueron inicialmente SUBPESCA y posteriormente SERNAPESCA, los mismos que hoy culpan de todo al Fenómeno del Niño…
La responsabilidad de estos servicios públicos no sólo se limitó a obviar que la aparición de condiciones “anaeróbicas” era el resultado de la eutrofización del Mar de la Patagonia y que lo mínimo que debían hacer era limitar el aporte de nutrientes, sino que siguieron facilitando otros aportes de nutrientes para generar la actual situación: un Bloom de algas.
La literatura científica señala que la principal limitante para la generación de “mareas rojas” (como se denomina al florecimiento masivo de microalgas y/o dinoflagelados) es la presencia de nutrientes que soporten ese florecimiento, siendo el fósforo el elemento limitante para los blooms de algas en sistemas de aguas dulces o continentales y el nitrógeno en el ambiente acuático marino.
Es decir, NO ES SUFICIENTE la variable climática para iniciar un Bloom de algas….hacen falta nutrientes. Y la industria salmonera los aporta con creces: un kilo de alimento para salmones aporta en nitrógeno total la misma cantidad que las aguas servidas propias de 15 personas…cada kilo de alimento suministrado a los salmones aportó con esa cantidad del elemento limitante de un Bloom de algas en el medio marino.
En consecuencia, el Fenómeno del Niño sólo colaboró con el desastre a través de condiciones climáticas favorables para la estabilidad y estratificación de la columna de agua, pero los nutrientes, el nitrógeno necesario para soportar un florecimiento masivo en el mar, los aportaron las salmoneras con sus operaciones de engorda. La displicencia de los servicios públicos que admitieron a tramitación, evaluaron y aprobaron proyectos de engorda de salmones en balsas-jaulas en un ambiente ya sobre-enriquecido, hicieron el resto.
Patagonia sigue prometiendo éxitos y fortunas mientras destruye, aceleradamente, la vida que debiéramos tener, una vida frente al Mar Austral… libre de salmoneras.
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(*) Biologo
Fuente: Aquí Aysen