Sucedió en Iquique. A eso de las diez de la mañana de un soleado martes. Primero llegó una pareja. Después de disfrutar de la velada en su cabaña, llegaron a cancelar la cuenta con la redcombra. Rebotó. O sea, les informaron que solo se podía pagar con efectivo.
Pero parece, y a la luz de los hechos, eso lo sabían y era parte del truco. Porque el muchacho, de 28 años, le dijo al recepcionista que saldría a retirar efectivo de un cajero automático, dejando a su polola, de 25 años, como garantía. El joven salió en su auto, y volvió, pero con un cambio de planes. Mimoso, le dijo a su chica delante del recepcionista: “¿Y si nos quedamos un ratito más?”.
<script async src=»//pagead2.googlesyndication.com/pagead/js/adsbygoogle.js»></script>
<!– Banner Articulos –>
<ins class=»adsbygoogle»
style=»display:block»
data-ad-client=»ca-pub-2257646852564604″
data-ad-slot=»2173848770″
data-ad-format=»auto»></ins>
<script>
(adsbygoogle = window.adsbygoogle || []).push({});
</script>
La chica accedió, el recepcionista recibió el dinero, y pasaron de vuelta a la habitación. El truco había resultado: en el maletero del auto venía otra pareja y entonces la verdadera fiesta comenzó. Cinco horas después al grupo le dio sed y pidió una botella de espumante nacional y una extensión de tiempo. Siguieron.
Después de eso pidieron otra. Entonces, cuando la mucama fue a dejarles el refresco, notó que en la pieza no había una pareja sino dos. Y ahí se acabó la risa. La mujer fue a buscar al encargado y el encargado fue a informarles que por estar cuatro personas en la cabaña la tarifa subía exactamente al doble. Al grupo eso no le gustó nada.
Los muchachos salieron hacia la recepción, pateando todo a su paso, también rompieron ventanales a piedrazos. El escándalo obligó a los encargados a llamar a Carabineros, que al llegar, fueron recibidos con una amenaza de muerte por una de las señoritas.
El saldo del carrete fue que los cuatro modernos jóvenes fueron detenidos y puestos a disposición de la Justicia. Luego de la formalización quedaron en libertad pero con la obligación de pagar los daños y la prohibición de volver al motel.
Fuente: El Dínamo