El martes 9 de agosto, el Congreso Nacional despachó a ley el proyecto que rebaja el quórum de reformas constitucionales a 4/7 de legisladores en ejercicio, en la Constitución de la dictadura vigente hasta hoy, y quedó listo para ser promulgado por el Presidente Gabriel Boric.
La desesperación de sostener el poder desde las élites que actualmente promueven el Rechazo de la nueva Constitución, se ve tras la decisión de esta reforma.
La propuesta fue impulsada desde un grupo de senadores del Rechazo de la tienda Demócrata Cristiana, partido que oficialmente hoy está por el Apruebo, y que sin embargo, tal decisión mayoritaria de sus bases, se ha visto vulnerada por sus sectores conservadores, que insistiendo en abrirse camino, instalan el discurso público de que se rechace la nueva Constitución y que se “reforme” la antigua del dictador Augusto Pinochet, avalada por 30 años por la ex Concertación.
De esa manera, intentan cerrar toda puerta a la posibilidad de impulsar un nuevo proceso transformador con participación democrática y vinculación social, negando la demanda ciudadana impulsada por el estallido social generado a partir del 19 de octubre de 2019.
La reforma de autoría de los senadores Demócrata Cristianos Walker, Rincón e Iván Flores, además de su par independiente PPD, Pedro Araya, fue presentada en junio y recibió el apoyo inmediato del sector de la derecha chilena, partidos Renovación Nacional, Unión Demócrata Independiente y Evópoli (Chile Vamos).
Nuevamente vemos como el acomodo de fuerzas políticas en el poder, tiende a estancar los procesos impulsados por la sociedad, demostrando desconexión y falta de coherencia con lo que demandan sus pueblos.
Se ven claramente hoy dos posiciones en la política tradicional. Por un lado, los sectores conservadores que levantan la iniciativa de los 4/7, para llamar a rechazar y hacer sólo cambios cosméticos a la Constitución del 80, y por la otra vereda, un gobierno que se siente obligado a aprobar esta iniciativa, mostrando debilidad frente a estos sectores conservadores, perpetuando el nefasto “cambios en la medida de lo posible”.
Sin embargo, con esperanza vemos, que emergen desde el anti-neoliberalismo, nuevos sectores impulsados por los ex convencionales, alcaldes y otros liderazgos político-sociales de base, que muestran la importancia de la renovación, no solo generacional en política, sino también desde las formas y del reconocimiento a las claras demandas ciudadanas.
Cita de extracto: “Apruebo Transformar Chile – Carta Abierta – Empujar las transformaciones, profundizando las conquistas.
(…) Proponemos respetar la decisión democrática y soberana de los pueblos y sumarnos a la opción del Apruebo sin condiciones. Para ello, el propio texto fija una hoja de ruta clara de justicia y dignidad de la que no podemos retrodecer asumiendo como sociedad la garantía de derechos fundamentales individuales y colectivos; derechos sociales y de género; derechos sexuales y reproductivos; justicia económica; inclusión y no discriminación de los grupos y pueblos históricamente oprimidos; democracia participativa, comunitaria, directa y representativa; derechos de la naturaleza; y justicia territorial con descentralización.
Proponemos aprobar para transformar, aprobar para dejar atrás los abusos y las odiosas desigualdades propias del orden neoliberal. Aprobar sin pactos entre cuatro paredes con quiénes han sido los administradores de este modelo injusto.
Aprobar con todas y todos, desde abajo, sin condiciones, sin miedo, para avanzar de verdad a un Chile mejor.”
(*) Comisión Política Partido Humanista.